Son de Abril las aguas mil. 
Sopla el viento achubascado, 
y entre nublado y nublado 
hay trozos de cielo añil. 
Agua y sol. El iris brilla. 
En una nube lejana, 
zigzaguea 
una centella amarilla. 
La lluvia da en la ventana 
y el cristal repiquetea. 
A través de la neblina 
que forma la lluvia fina, 
se divisa un prado verde, 
y un encinar se esfumina, 
y una sierra gris se pierde. 
Los hilos del aguacero 
sesgan la nacientes frondas, 
y agitan las turbias ondas 
en el remanso del Duero. 
Lloviendo está en los habares 
y en las pardas sementeras; 
hay sol en los encinares 
charcos en las carreteras. 
Lluvia y sol. Ya se oscurece 
el campo, ya se ilumina; 
allí un cerro desaparece, 
allá surge una colina. 
Ya son claros, ya sombríos 
los dispersos caseríos, 
los lejanos torreones. 
Hacía la sierra plomiza 
van rodando en pelotones 
nubes de guata y ceniza.
Antonio Machado
No he encontrado mejor lírica para recordar a mi hermana.
Y es que en Abril, en un día como hoy de hace tres años, que su muerte nos entristeció a todos, aunque; La muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. François Mauriac (1905-1970) Escritor francés
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