Hermanos míos:
Alégrense siempre en el Señor; se los repito: ¡alégrense! Que la benevolencia de ustedes sea conocida por todos. El Señor está cerca. No se inquieten por nada; más bien presenten en toda ocasión sus peticiones a Dios en la oración y la súplica, llenos de gratitud. Y que la paz de Dios, que sobrepasa toda inteligencia, custodie sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.
Lucas 3, 10 - 18
10La gente le preguntaba a Juan:
«Pues ¿qué debemos hacer?»
11Y él les respondía:
«El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer, que haga lo mismo.»
12Vinieron también publicanos a bautizarse, y le dijeron:
«Maestro, ¿qué debemos hacer?»
13El les dijo:
«No exijáis más de lo que os está fijado.»
14Preguntáronle también unos soldados:
«Y nosotros ¿qué debemos hacer?»
El les dijo:
«No hagáis extorsión a nadie, no hagáis denuncias falsas, y contentaos con vuestra soldada.»
15Como el pueblo estaba a la espera, andaban todos pensando en sus corazones acerca de Juan, si no sería él el Cristo; 16respondió Juan a todos, diciendo:
«Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. El os bautizará en Espíritu Santo y fuego. 17En su mano tiene el bieldo para limpiar su era y recoger el trigo en su granero; pero la paja la quemará con fuego que no se apaga.»
18Y, con otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena Nueva
10La gente le preguntaba a Juan:
«Pues ¿qué debemos hacer?»
11Y él les respondía:
«El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer, que haga lo mismo.»
12Vinieron también publicanos a bautizarse, y le dijeron:
«Maestro, ¿qué debemos hacer?»
13El les dijo:
«No exijáis más de lo que os está fijado.»
14Preguntáronle también unos soldados:
«Y nosotros ¿qué debemos hacer?»
El les dijo:
«No hagáis extorsión a nadie, no hagáis denuncias falsas, y contentaos con vuestra soldada.»
15Como el pueblo estaba a la espera, andaban todos pensando en sus corazones acerca de Juan, si no sería él el Cristo; 16respondió Juan a todos, diciendo:
«Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. El os bautizará en Espíritu Santo y fuego. 17En su mano tiene el bieldo para limpiar su era y recoger el trigo en su granero; pero la paja la quemará con fuego que no se apaga.»
18Y, con otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena Nueva
A veces el miedo avasalla nuestra fe, porque donde hay miedo la fe retrocede y disminuye su espacio.
San Pablo nos incita a que estemos alegres en el Señor porque Él esta cerca y no hemos de tener miedo.
Y Juan Bautista invita al exordio de una gran felicidad, y perdamos el miedo preparándonos para acoger la llegada del Mesías.
Y perderemos el miedo actuando con justicia, dejándonos purificar por la verdad, y con el respeto por la dignidad de todas las personas.
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