Alguno de aquellos ciudadanos encendieron el televisor, quizás sería la
última que lo harían, ya que una vez más la factura de la “luz” ha sido incrementada,
lo había anunciado a bombo y platillo el inepto gobierno de turno, y congratulándose
que gracias a su fructuosa gestión la
subida había sido muy inferior a lo que las empresas eléctricas querían aplicar.
En una de las múltiples cadenas que un operador maneja, estaban entrevistando
al presidente del gobierno, la audiencia era baja, y la atención que se le
estaba prestando mínima, todos conocían las contestaciones de aquel político,
que son reiteradas coletillas, y ambiguas declaraciones. Pero de pronto se salió
de su acostumbrado guión, y soltó lo que para muchos de los ciudadanos fue un
autentico aldabonazo, que puso en pie a jueces fiscales abogados inspectores de
hacienda, sus palabras no eran conjetura, ni estimación, eran una orden a todos
ellos y algunos más;
“Le irá bien. Estoy convencido de su inocencia”
“Le irá bien. Estoy convencido de su inocencia”
Así de este modo ilegitimaba, de forma oficial, la actuación del juez que había
llamado a declarar como imputada a la hija del Jefe del Estado.
-Si vuestra merced se enoja -respondió Sancho-, yo
callaré, y dejaré de decir lo que soy obligado como buen escudero, y como debe
un buen criado decir a su señor. (Don Quijote de la Mancha capitulo XLVI-En la venta)
Y en menos de ochenta horas se presentan ante el juez que lleva el caso, tres
técnicos de hacienda, para decirle que, “donde habían dicho digo, querían decir
lo contrario aunque entendiera lo mismo”.
El juez les preguntó acerca de tres facturas que ya admitieron son
irregulares. Eso sí, se negaron a
tildarlas de «falsas» y prefirieron usar el término «simuladas».
En
este sentido explicaron al juez que consideran «parcialmente simulados» estos
recibos porque, si bien «no responden a servicio alguno, sí se produjo el pago de los 69.900 euros».
De ahí que establezcan esa diferencia entre un tipo de facturas y otras.
Es
decir que es una formula, admitida desde ahora por la hacienda para proveerse, de
lo que vulgarmente esos vasallos poco agradecidos a tantas prebendas como reciben
por medio de subida crecientes de impuestos, llaman “dinero negro”.
Claro
que la formula será admitida, siempre que no la hagan los plebeyos que con
enorme osadía pretenden eludir sus obligaciones fiscales.
Es mera coincidencia cualquier
parecido con la realidad, y si la hubiere, la realidad me ha plagiado
acepción
aldabonazo.
(De aldabón).
1. m. Golpe con la aldaba o con el aldabón.
2. m. Llamada de atención.
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