sábado, 1 de septiembre de 2012

UNO DE SEPTIEMBRE

 de 1859
erupción solar 
Richard Carrington, de 33 años aficionado a la astronomía, acudió a su observatorio particular cerca de Londres. Abrió la rendija de la cúpula y ajustó su telescopio para proyectar sobre una pantalla una imagen de 28 centímetros del Sol. Estaba dibujando manchas solares sobre un papel dispuesto encima de la pantalla cuando, de pronto, ante sus ojos aparecieron “dos brillante haces de luz blanca”  en medio del enorme grupo de manchas solares que había trazado.
A B haces de luces blancas
La fulguración que Carrington había observado fue el anticipo de una súper tormenta solar.
Horas después la tierra fue alcanzada por la mayor tormenta geomagnética jamás registrada.
Cuando la onda invisible chocó con el campo magnético de nuestro planeta generó corrientes eléctricas que se expandieron a través de las líneas telegráficas, y los sistemas telegráficos alrededor del mundo se volvieron locos. Descargas eléctricas golpearon a los operadores telegráficos y encendían los papeles. Incluso cuando los telegrafistas desconectaron las baterías que potenciaban las líneas, las corrientes eléctricas inducidas por las auroras en los cables aún permitían a los mensajes ser transmitidos.
Nunca se ha vuelto a producir una súper tormenta tan intensa, por lo que es difícil calcular las consecuencias que tendría en la actualidad, en un mundo mucho más interconectado que entonces.
Pero podemos hacernos una idea, si rememoramos que la tormenta registrada el 13 de marzo 1989, cuya intensidad fue una tercera parte de aquella, produjo el apagón de Quebec al dejar fuera de servicio una red eléctrica que suministraba energía a más de seis millones de usuarios, produciendo unas perdida de cientos de millones de dólares,
De esta manera comienza un artículo sobre el Sol, ese elemento tan familiar y sustancial para la vida en el planeta tierra, y sin embargo tan abstruso, que he leído con motivo del aniversario del portentoso acontecimiento.

¡¡Cavilemos!!
Y una vez más me lleva a pensar cuan insignificantes somos en nuestro sistema solar, y cual pequeño es este en la galaxia, y cuan pequeña es la galaxia en el universo.
Si de vez en cuando pensáramos en ello, quizás el propio vértigo que nos produce nuestra pequeñez, nos llevaría a todos ser más humanos.

enlaces y fuentes
http://lightbox.time.com/2012/09/07/pictures-of-the-week-august-31-september-7/#15
http://www.noticiasdelcosmos.com/2008/05/una-super-erupcion-solar.html

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