sábado, 26 de noviembre de 2011

SONDAJE VESICAL

La antevíspera de mi sexagésimo octavo aniversario,
-y con ánimo, digo yo que seria, para así celebrarlo,
-a las ocho de la mañana, de un desapacible sábado,
-en urgencias me presenté porque mear, (Del lat. vulg. meiāre, lat. meiĕre)
-lo que es mear, unas gotas y . . . . a llorar.

Al médico de guardia mi mujer le relató, cuanto yo padecía,
-y con premura a dos imponentes enfermeras les ordenó,
-que una sonda vesical me pusieran, para que mear pudiera.
Mis pantalones bajaron, las sabanas quitaron,
-y mis nobles partes al descubierto dejaron

Y las enfermeras, que imponentes ya no me parecían,
-con gran entusiasmo su función iniciaron,
-un sobre de papel rasgaron y de el sacaron…
-los ojos cerré para no verlo. ¡Ay! ¿qué me hicieron?.
Por el meato uretral un tubo de plástico me introdujeron.

El día de mi cumpleaños una enfermera sin pudor
-aquel tubo de plástico de un tirón me lo sacó.
Dios mío, cuan larga longitud aquel tubo tenía.
Y una meada no pude contener por vergüenza y dolor,
-que con un ¡hala!, la enfermera a todos los vientos divulgó.


enlace: sondaje vesical

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