Pero Enrique era protestante, y aunque tenía el apoyo de los protestantes alemanes y de Inglaterra, e incluso por las disensiones entre los católicos, tuvo que recurrir a las armas para subir al trono. Pero París se le resistía, sitió la ciudad, pero los católicos declararon que preferían morir antes de someterse a un protestante.
Enrique convencido de que sólo la religión le impedía triunfar, reflexionó y dijo:
--París bien vale una misa.
En el templo de San Dionisio año 1593 el rey adjuró del protestantismo y oyó la misa que le valió el trono.
Unos 417 años después, el señor Rodríguez, se marcho a Washington pues su egolatría le dijo:
-- Con Obama una foto, bien vale leer unos párrafos del Deuteronomio
¡¡cavilemos!! El señor Rodríguez eligió el libro Deuteronomio, para su plegaria durante el desayuno nacional de oración celebrado Washington, y podemos preguntarnos ¿por qué este libro?, ¿quién se lo eligió? ¿o fue la improvisación a la que está acostumbrado? ¡¡La realidad supera la ficción!!
El Deuteronomio, esta lleno de aparentes contradicciones ya que de un mensaje amable, social y justiciero, con versos que inspiran a la solidaridad y el humanitarismo, se pasa a pasajes crueles, amenazantes, huérfanos de cualquier compasión y absolutamente terroríficos.
Las comparaciones son odiosas, según un dicho. Pero si sabia de la existencia de este pasaje en la Biblia, es mucho más probable que conociera como subió al trono Enrique IV, y sencillamente ¿lo emuló?, convencido que leyendo 48 palabras del Deuteronomio, la poltrona 48 días, al menos, la conservará, y una foto más con Obama en su álbum pondrá
Imagen: Apoteosis de Enrique IV, (cuadro de Rubens), la otra de elmundo.es
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