En este tiempo de Adviento que es para los cristianos, tiempo de esperanza y fe, tenemos que obrar con caridad cristiana ayudando a mujeres y hombres a recuperar la esperanza de vivir, por la falta de trabajo, por la falta de salud, ayudándoles espiritual y físicamente.
Llenar de luz, la soledad y el vacio que tantos humanos padecen, no solo aquellos que no tiene cerca de si a sus seres queridos, sino también a los huérfanos de ilusión por el hastío de posesión.
En este tiempo de Adviento con mayor alegría hemos de ayudar a recuperar la libertad a todos los hombres y mujeres que viven con miedo a la violencia, de hechos y palabras, que tantas veces nos oprime en la tristeza, y desasosiego.
Los cristianos tenemos que llevar la fe a todo el mundo, esa fe que nos libera de la avaricia del odio, esa fe que nos ayuda a vivir, porque sabemos que en todo momento, si estamos despiertos y lo llamamos, encontraremos al Señor, porque Él jamás nos abandona, somos nosotros los que nos apartamos de Él.
Vivamos en este tiempo de Adviento, con entusiasmo la esperanza de la llegada del Señor, y pidamos a Dios que sepamos transmitir nuestra felicidad al prójimo, ahora y siempre.
Preparemos el camino que nos llevará hasta Belén, dando el perdón a quien nos hayan ofendido, y buscando el perdón de quienes hayamos ofendido.
Hagamos lo que nos mandó el Señor: Amaos los unos a los otros como yo os he amado.
Y que no sean solo unos deseos para este tiempo de Adviento, procuremos, que sea nuestro modelo de vida, porque en el fondo no somos sino lo que somos en el vivir diario.