martes, 2 de marzo de 2010

ALIANZA


No se cuantos días mi dueño, me ha dicho que no me podía llevar al Castro, alegando, unos días que hacia mucho frío, otros que el vendaval era enorme, total que me quedaba en casa, pese a que le cogía los zapatos para darle a entender que no me importaba ni el frío ni el viento, y pese también a que le pedía me sacara a la terraza y allí estaba un rato demostrándole, que ninguna de las inclemencias climatológicas me importuna, (bueno la lluvia sí).
Pero hoy al levantarme vi que no llovía, que no hacia aire, que no hacia frío, así es que decidí que me tenía que llevar al Castro, y para lograrlo, tenía que emplear la mejor estrategia posible, poner cara de pena como si estuviera medio pachucha, no robarle ningún calcetín y menos quitarle las zapatillas. Y efectivamente la estrategia dio fruto, mi dueña le dijo a mi dueño; -lleva a Polilla a dar una vuelta, aunque sea alrededor de la casa, hace tantos días que no sale-, -sabes que no se conforma con un vuelta por el alrededor- le contesto él- y además después de estos días de viento y lluvia el Castro estará imposible de transitar-. Por un momento estuve a punto de empezar a coger los zapatos que estaban al alcance de mi hocico, pero, proseguí con mi estrategia, y solamente moví un poco el rabo para que mi dueña lo convenciera.
Y lo conseguí llegamos al Castro. Pero efectivamente aquello estaba como casi siempre, aumentado por muchos ramas de los arboles que se había desgajado, pero yo estaba allí con mi dueño, después de no se cuantos días.
Él hoy solamente llevaba una revista en la mano, así que quien mandaba en el orden de la marcha era yo, (pues ya sabéis cuando trae la maquina fotográfica…), pero “hete aquí” que me encontré con unas colegas, y me puse a jugar un poco con ellas, sin darme cuenta que mi dueño aprovechó la ocasión para ponerse hablar con la dueña, y hablaron de la pena de los arboles que se habían caído, como consecuencia del viento, y de la cantidad de agua, aunque peor ha sido en Andalucía, y lo de la tormenta perefecta en Francia ha sido terrible –Algo bueno hay- le decía ella- y es que lo embalses están muy por encima de la media de los diez últimos años.Pero peor y triste han sido los terremotos de Chile y Haití, y bla bla, así es que decidí dar dos ladridos, y ponerme andar.
Pero mi amo siguió hablando y recordó unas palabras del Génesis: Pongo mi arco en las nubes y cuando esté yo lo veré para recordar la alianza perpetua entre Dios y toda alma viviente, y con todos los animales de la tierra.


Y antes de despedirse, le dijo:
No es Dios, no es la naturaleza, somos nosotros los hombres, los que hemos olvidado que aquella alianza comprometía a Dios y los hombres, y nosotros no estamos cumpliendo nuestra parte del compromiso.



Decididamente tengo que portarme un poco mejor con mis amos, y no estar quitándole todo lo que sin darse cuenta dejan a mi alcance.

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