sábado, 12 de septiembre de 2009

AYER 11 DE SEPTIEMBRE

Ayer fue 11 de Septiembre, octavo aniversario del mayor atentado de la historia en la EE.UU.
Atentado donde la vida de miles de personas quedo destruida por el fanatismo de otros hombres.
Atentado ejecutado por el fanatismo de unos hombres en busca de no se sabe que, hizo que la libertad que disfrutábamos millones de personas en el mundo, se viera mermada en protección y defensa de la seguridad.
No fueron muchas los minutos de televisión y radio, paginas de periódicos o de internet, que a este triste aniversario se dedicaron, pero hubo un acto protagonizado por el presidente de USA., señor Obama, del que sentí inmensa envidia. Este hombre, acompañado de su mujer y de la gran mayoría del pueblo americano, durante unos minutos, a la misma hora y en el mismo lugar que hace ocho años se produjo semejante horror, se presentaron para ofrecer su amor y respeto a todas aquellas víctimas.
Y siento profunda envidia acompañada de tristeza, porque me vino al recuerdo el 11 de Marzo de este año, cuando el señor Rodríguez, dícese que es el presidente del gobierno de España y por lo tanto de todos los españoles, no asistió ni a la más mínima ofrenda de respeto ante ese monumento dedicado a las víctimas, del también mayor atentado ocurrido en España. elmundo.es
Y aún hay algo más, en aquel País la teoría de la conspiración sigue viva, no se si eso es bueno o es malo, (telecinco.es) pero lo cierto es que quieren saber algo más, ya que se trata de un atentado terrorista que ha causado decisivos cambios en la forma de vivir de todos los ciudadanos.
Aquí parece que nos hemos conformado con un veredicto un tanto contradictorio, donde no nos dice quien y porqué perpetro tal atentado terrorista, que hizo cambiar la idea política de millones de españoles.
Ayer se cumplieron ocho años del mayor atentado terreorista en EE.UU, en tiempos de paz, y como el de España, las secuelas, en vez de ir desapareciendo se van agrandando, la cizaña que el terrorismo con sus actos siembra, produce menoscabo y desaliento entre las persdonas de bien.

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