denotar una falta de respeto, creo que no, ya que no es mi propósito hacer una tesis sobre tan importante obra literaria, sea cuento o mito, cometería un sacrilegio imperdonable, y peor aún, un fracaso indudablemente inconmensurable.
Hoy pretendo garabatear sobre
la
lenteja.
Veamos si soy capaz de
principiar con menos preámbulos.
Pues como he dicho, el señor
Cervantes no más iniciar su inmortal obra, y tras decirnos que no se acordaba,
o no quería evocar, en qué lugar de la Mancha vivía un hidalgo de los de lanza guardada
en la percha, con antiguo escudo de piel, un flaco caballo de trabajo, y un
galgo corredor.
Aun no nos ha dado su
nombre, pero si nos ha dado un semblante típico de los que sin otra ocupación
que mantenerse ociosos, para no convertirse en serviles que le llevaría a perder
entre los pocos privilegios que tenían, el de la exención de impuestos, y con
la esperanza de algún día la fortuna los elevara de lugar convirtiéndoles en
caballero. Es por ello, quizás, el que no quisiera plasmar el nombre del lugar
donde tan hidalgo hombre vivía, es posible que existieran muchos lugares que
hubieran deseado que el gentilicio de tan justo personaje fuera de su villa, o
quizás ocurriera. . .. sea lo que fuere tenemos la imagen del protagonista y
que era manchego.
Y tras un punto y seguido
continua don Miguel, relatando; que un cocido con carne de vaca, que era más
barata, con algo de carnero, y por las noches un revoltijo de las sobras del
almuerzo, era de lunes a jueves su manducatoria, los sábados; duelos y
quebrantos (ª), no, no era se batiera ni tuviera
desalientos, era el precepto eclesiástico previo a la comilona de los domingos,
ese día dilapidaban tres partes de sus caudales.
Y los viernes lentejas,
que se ha de suponer serian viudas, y de este modo cumplía con la vigilia, los
viernes no se podía comer carne, aunque algún palomino de añadidura podía
llegar a su mesa, como un pequeño bocado para que su paladar haga olvidar la
falta de la olla, que hasta el lunes para matar el hambre no volvería a almorzar.
Y esta es la lenteja,
legumbre que entra en la literatura española, en pleno siglo de oro, dispuesta
a ofrecer proteínas vegetales, hierro, para que las aventuras de nuestro
hidalgo tengan el mejor desenlace.
Dicen los investigadores que
su nombre se debe a la forma cóncava de la semilla parecida a una lente, los
agricultores que la planta ya estaba en el paraíso terrenal, los guisanderos
refieren que está en la dieta humana hace más de diez mil años, y los
historiadores que al menos desde el siglo IV a.c. ya que refieren:
El filósofo griego Diógenes estaba
sentado en el umbral de una casa, comiendo un plato de lentejas.
No había en toda Atenas un alimento más barato que el guiso de lentejas.
Pasó un ministro del emperador y le dijo:
-¡Ay,
Diógenes! Si aprendieras a ser más sumiso y a adular un poco más al emperador,
no tendrías que comer tantas lentejas-.
Diógenes
dejó de comer, levantó la vista, y mirando intensamente al acaudalado
interlocutor contestó:
-¡Ay de ti, hermano! Si
aprendieras a comer un poco de lentejas, no tendrías que adular tanto al emperador-
Quizás esta leyenda cuento o
fabula, nos quiere dar alguna moraleja tal vez nos quiera decir, que aprovechar
y aceptar lo que tengo podría sencillamente hacerme más feliz.
Y para terminar de borrajear
pues, aunque tenía las lentejas por tema, zigzagueo demasiado y parece eso, que
estoy borrajeando (*), seria inapropiado si me olvidara de La
Biblia, quizás la obra más importante de la historia y en ella es donde más
veces, supongo, se aluden las lentejas, y entre ellas destaca la concerniente
la que nos relata cómo:
Esaú vende la primogenitura.
-Genesis 25, 34)
Jacob dio a Esaú pan y el guiso de lentejas, y este comió y bebió, se levantó y se fue. Así desdeño Esaú la primogenitura.
Jacob dio a Esaú pan y el guiso de lentejas, y este comió y bebió, se levantó y se fue. Así desdeño Esaú la primogenitura.
Esaú y Jacob eran hijos,
mellizos, de Isaac y Rebeca. Durante el embarazo Rebeca le preguntó a Yahveh
porqué los hijos se entrechocaban en su seno.
Yahveh le dijo: -Dos pueblos hay en tu vientre dos naciones que, al salir de tus entrañas, se dividirán. La una oprimirá a la otra.
Crecieron los muchachos. Isaac quería a Esaú, y Rebeca a Jacob
Yahveh le dijo: -Dos pueblos hay en tu vientre dos naciones que, al salir de tus entrañas, se dividirán. La una oprimirá a la otra.
Crecieron los muchachos. Isaac quería a Esaú, y Rebeca a Jacob
-Genesis 35,
9, 10)
9 Dios se apareció a Jacob una vez más a su llegada de Paddán Aram y le bendijo.
10-Dijole Dios: <<Tu nombre es Jacob, pero ya no te llamarás Jacob, sino que tu nombre será Israel.>> Y le llamó Israel.
9 Dios se apareció a Jacob una vez más a su llegada de Paddán Aram y le bendijo.
10-Dijole Dios: <<Tu nombre es Jacob, pero ya no te llamarás Jacob, sino que tu nombre será Israel.>> Y le llamó Israel.
Y así fue como gracias a un
plato de lentejas, y que Rebeca ayuda a Jacob a suplantar a Esaú en la
bendición paterna (Génesis 27), nace el pueblo de Israel.
Y ahora sí voy a terminar, con algo del refranero
Con quien tropieza en una lenteja, no tengas trato ni cuentas.
Ovejas y abejas y lentejas todas son consejas
Ovejas y abejas y lentejas todas son consejas
Y alcanzado este punto no se
si he garabateado sobre lo que hoy quería escribir, lo bueno de las lentejas es
que no empachan, tienen hierro, y si las quieres las tomas y si no, las dejas,
y tú amigo lector si has llegado hasta aquí, deseo que te haya entretenido y te
interesara para recordar cosas de las lentejas
acepción
(ª)
duelos y quebrantos
1. m. pl. Fritada hecha con huevos y grosura de animales,
especialmente torreznos o sesos, alimentos compatibles con la abstinencia
parcial que por precepto eclesiástico se guardaba los sábados en los reinos de
Castilla.
(*) borrajeando
Gerundio del verbo borrajear.
1. tr. Escribir sin asunto determinado
enlace/fuente
las lentejas en
la biblia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario