Cuando el pasado jueves día 9 de julio, a las siete de la mañana sonó el timbre del despertador, ya llevaba algunos minutos levantado, el viaje a
Oviedo me ayudó a madrugar, quería salir lo antes posible para lo antes posible llegar. Mas lo que Dios dispone, y el hombre propone, la mujer lo descompone, y así hasta las 14horas y 18 minutos no nos pusimos en carretera, acompañado, por la madre de la madre de la madre de mi nieto, y mi nieto. O lo que es lo mismo, viajábamos;
la nieta, la hija de abuela, y la madre de la abuela, mi nieto y yo, esta claro ¿verdad?
Había dos caminos para llegar al destino, uno de aproximadamente
560 Km., y otro de 412 Km., la decisión de cual debíamos tomar estaba clara, ¿verdad?, pues efectivamente tomamos el camino de los 560 Km., y así después de tres paradas, la mas corta de 25 minutos, para atender al pequeñajo y adultos, unos kilómetros de niebla, y paisajes entre montañas llenos de belleza, llegamos sobre las 21 horas y algunos minutos a nuestro destino. Eso sí llegamos bien, aunque algo malhumorados y mucho mas fatigados.
Al día siguiente por la mañana hicimos la visita a la ciudad, y por la tarde fuimos a recibir sobre las 20 horas a los que ese mismo día salieron sobre las 16horas, del mismo lugar que nosotros habíamos salido el día anterior, y tuve que aguantar las guasas, encima de que ellos solamente viajaron el padre del nieto y el tito y la tita del nieto, es decir la diferencia del número de personas era considerable, y encima se vinieron por la ruta de los 412 km.,
¡¡¡Así cualquiera hace el recorrido en cuatro horas!!!, claro que digan lo que digan no pararon ni para
"hacer pis".A eso de las once de la noche me acerque a la sidrería, donde un
“puñao” grande de gente joven estaba celebrando una fiesta muy especial, del tito mayor del nieto y la tita. Serian aproximadamente la una de la madrugada, o quizás algo más, cuando decidimos el padre de la tita y yo, marcharnos a dormir, era lo más prudente, pues aquel grupo de amigos y amigas, de la pareja incluida esta,
"estaban dispuestos ver amanecer".
A las doce de la mañana del sábado después ímprobos trabajos, conseguí reunir a alguno de los primos del tito del nieto, al otro tito, al padre y al nieto, algunos de ellos no sabían si se había levantado, o aún no se habían acostado. Los componentes del sexo femenino de esta
“parentela”, brillaban por su ausencia, lógicamente estaban en la peluquería,
excepto la hija de abuela, y la madre de la abuela. Paseamos por las calles de Oviedo en una mañana primorosa, llena de sol y en el parque de San Francisco esperamos a las damas.
Cuando los componentes femeninos, con sus atractivos peinados se unieron al grupo, este ganó en número de personas, pero sobre todo en belleza, y una vez todos juntos, trece adultos y un nieto, fuimos a comer a un típico restaurante asturiano.
Una vez terminada la comida, nos fuimos cada uno a nuestro hotel a prepararnos para la ceremonia que a partir de las siete de la tarde celebraríamos la familia y amigos de la tita y del tito del nieto. De esta maravillosa reunión familiar solamente voy a contar eso, que fue una celebración maravillosa, porque si lo relatara esta reseña se haría muy larga, y al fin, es algo tan sumamente personal, que deseo guardarlo en mi recuerdo.
¡¡Ah!! Volvimos el domingo por la ruta de 412 km., en el regreso no vino la nieta y el nieto. Y a pesar que solamente paramos veinte minutos, me pareció también muy larga, seria quizás porque estaba cansado, o porque se quedaban atrás tantas vivencias vividas en la ciudad de Oviedo